DÍA MUNDIAL DE LA LUCHA CONTRA LA DEPRESIÓN

El 13 de enero se conmemora el Día Mundial de La Lucha contra la Depresión como forma de sensibilizar acerca de este trastorno y prevenirlo.

Depresión es un término cada vez más escuchado en nuestro entorno. Además, la pandemia mundial ha puesto de relieve la trascendencia de la salud mental.

La depresión no debe confundirse con la tristeza ni con las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Para diagnosticar este trastorno deben estar presentes al menos 5 de los siguientes síntomas,  dos de los cuales, y por un periodo de unas dos semanas, son: el bajo estado de ánimo (deprimido) la mayor parte del día y la pérdida de interés o placer por las cosas la mayor parte del día, casi todos los días. Los otros síntomas más habituales son dificultad de concentración, sentimiento de baja autoestima, alteraciones del sueño, cambios en el peso y sensación de cansancio acusado o de falta de energía.  
Puede causar gran sufrimiento a la persona afectada y alterar sus actividades laborales, escolares y familiares. 


La depresión lidera las causas de discapacidad e incide significativamente en las tasas de mortalidad (fallecimientos) y morbilidad (enfermedad). 
Según datos de la OMS, se estima que la depresión afecta a un 3,8% de la población. A escala mundial, aproximadamente 280 millones de personas tienen depresión.  
En el caso concreto de España, según el informe 'Health at a Glance: Europe 2022' (La salud en un Vistazo: Europa 2022), elaborado por la OCDE y la Unión Europea, en 2020, era el segundo país con más adultos deprimidos en el continente, solo por detrás de Austria, y el quinto con más jóvenes en esta situación, tras Noruega, Austria, Suecia e Islandia. El 22,5% de los adultos españoles sufría síntomas de depresión en el año de inicio de la pandemia, una cifra que ascendía hasta el 35,3% en los 'jóvenes adultos' (en esta investigación este grupo comprendía a las personas entre 18 y 29 años).  Hay pruebas abrumadoras de que la salud mental de los jóvenes ha empeorado a raíz de la pandemia, produciéndose una inversión de los datos. Antes de la pandemia el porcentaje de adultos jóvenes que declaraban síntomas de depresión era inferior a la media de la población.  
Por otro lado, la prevalencia de la depresión en mujeres duplica a la de hombres (7,1% frente a 3,5%), y los casos de severidad grave en mujeres triplican los que se dan en hombres: por cada caso grave en hombres hay 3,5 que son mujeres (Datos del INE).

La depresión no es sinónimo de fragilidad ni de falta de voluntad. Son diversas las variables que influyen en una depresión. Hay componentes genéticos, de personalidad, o el resultado de una suma de factores y acontecimientos vitales. Un evento traumático (abuso, maltrato o violencia), duelos (pérdida de un empleo, ruptura de pareja, pérdida de un ser querido), o la presencia de enfermedades (diabetes, problemas de corazón...) pueden precipitar una depresión. 

 

Cualquier persona puede sufrir depresión, sin distinción de edad, género o nivel socioeconómico. 


Fomentar la salud mental es muy importante. Para ello, debemos crear un vínculo de seguridad y confianza entre los niños y las niñas y las personas que los cuidan, además de disfrutar del tiempo libre con juegos y actividades lúdicas. En las personas mayores, los vínculos sociales constituyen un factor de protección frente a la depresión y al deterioro cognitivo. La depresión y la soledad potencian los factores de riesgo ligados al envejecimiento.


Está demostrado que los programas de prevención reducen la depresión. A continuación os dejamos algunos consejos...



Enlaces de interés: 
Teléfono gratuito para la prevención del suicidio