Muchos son los factores que influyen en la obesidad infantil (otra pandemia del siglo XXI como se denominó ya en la 57a. Asamblea de 2004 por la OMS) y muchas también las herramientas y oportunidades que tenemos para combatirla. La generación actual de niños y niñas parece estar expuesta a padecer nuevas enfermedades. El motivo: la obesidad infantil. Y aunque ya se alertaba de ello y se publicaba un informe por parte de la OMS en 2016 para erradicar este problema, el exceso de grasa está haciendo aparecer en los más jóvenes enfermedades que hasta ahora habían sido enfermedades de adultos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1975, la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo. Afecta también a los niños españoles, 4 de cada 10 ya padecen exceso de peso. Incluso parece existir cierta relación o vínculo entre la tasa de obesidad infantil y el colectivo de familias de rentas más bajas, o incluso disparidad entre las distintas regiones dentro de España. Quizá ello sea debido a las tasas de pobreza existentes y a las diferentes inversiones que se hacen en Sanidad. (Informe Aladino 2019 del Ministerio de Consumo y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria AESAN).
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Qué factores pueden influir en este problema?
En primer lugar el abandono de los hábitos saludables y el abuso de las comidas rápidas y ultraprocesadas (a veces con precios bajos) en perjuicio y abandono de nuestra rica dieta mediterránea, de frutas, vegetales y hortalizas, considerada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. (Estudio sobre conductas de los escolares relacionados con la salud HBSC, 2020, Proyecto europeo Med4Youth ). También el poco o escaso ejercicio físico que a veces realizamos y que hace que reduzcamos los niveles de grasa en el cuerpo y mejoremos nuestro estado físico, social y mental, y por último quizá un descanso inadecuado. Algún estudio apunta a que los niños que duermen poco desde pequeños tienen más probabilidades de padecer sobrepeso (Taveras EM...et al.). ¿Por qué esta relación entre el descanso y la obesidad?. No está muy claro, aunque los investigadores apuntan a la influencia del sueño en la secreción de hormonas que regulan la saciedad. (Teresa Canet, Rev. de Neurología, 2016). Porque el sueño regula el equilibrio entre la hormona que disminuye el apetito, y la hormona que lo aumenta. Así si dormimos poco y mal aumentará nuestro apetito, no tendremos una buena relación con la comida durante el día, aumentará nuestro cansancio y si estamos cansados aumentamos también nuestro sedentarismo y practicamos menos ejercicio. Además nuestros modos de vida han cambiado: de llevar una vida activa en las calles jugando (cosa que ocurría hasta hace relativamente poco) se ha pasado a permanecer más tiempo en las casas conviviendo con todo tipo de pantallas y permaneciendo inactivos físicamente. Algunos estudios del grupo de investigación de Evaluación de Determinantes de Salud de la Universidad Internacional de Barcelona evidencian que el uso excesivo de pantallas conlleva problemas de sueño, dieta poco saludable y bajos niveles de actividad física.
También existe una relación entre estar sentado delante de una pantalla y la ingesta de alimentos poco saludables. Ello puede dar lugar a que nuestros hijos incrementen sus posibilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes…(Encuesta Nacional de Salud de España).
Otro dato a tener en cuenta también es que detrás de muchos alimentos favoritos de los niños hay mucho azúcar, sal y grasas. Una buena alimentación equilibrada, combinada con un ejercicio físico regular sería clave para combatir este problema. Pero esta actividad física hay que fomentarla desde pequeños y practicarla en familia si es posible. Los adultos ejercen un papel referente. (Carmen Pérez Rodrigo. AECOSAN, Programa Perseo)
Hay que destacar que Aragón es la comunidad que más horas dedica a la Educación física en Primaria (3horas) y donde las familias invierten más en Deporte. (Anuario de Estadísticas deportivas 2021. Ministerio de Cultura y Deporte. Y COLEF Consejo General de la Educación Física y Deportiva de España). Algunos colegios tienen caminos escolares y su población joven es de las que menos tiempo pasa delante de las pantallas. (Estudio HBSC, 2020). Pero aún así, inculcar buenos hábitos pasa por educar tanto en las familias como en las escuelas fomentando un estilo de vida saludable entre los escolares. Estos hábitos saludables en la escuela se centran también en la alimentación, la actividad física, la habilitación de caminos escolares, para evitar los desplazamientos en vehículos, la prevención del consumo de sustancias adictivas, y el autocuidado.