Los estilos de vida activos han demostrado beneficios en la salud a todas las edades, aunque la realización de Actividad Física en la edad infanto-juvenil, de manera continuada, parece ser determinante para su mantenimiento en etapas posteriores. Pero esta práctica de Actividad Física está sujeta a multitud de factores individuales y socioculturales, incluyendo aspectos relacionados con el medio físico construido. Aspectos como la disponibilidad de instalaciones deportivas y de ocio próximas, la distancia de colegios o instalaciones de educación, la configuración del vecindario, la existencia o no de zonas verdes, las viviendas etc. podrían condicionar de forma indirecta la salud de la población, no sólo física sino mental y afectar sobre todo a los grupos sociales más vulnerables. Por tanto, las características de nuestro entorno residencial se relacionan con los estados de salud de los residentes en buena medida y con la mejora del bienestar físico y emocional en general.
El papel del entorno
construido, según este estudio, resulta clave en la dotación de oportunidades
para incentivar el bienestar social y comunitario, facilitando espacios
favorecedores para el contacto personal y el comportamiento prosocial entre la
población infantojuvenil. Se han analizado
hábitos de vida y diversos indicadores de salud física y social de los
adolescentes, y los resultados manifiestan que el vivir en espacios más
favorables para la realización de diversas actividades físicas, se asocia con
índices más altos de actividad física, de consumo de oxígeno, de mejores
resultados académicos y de calidad de vida relacionada con la salud tanto
física como mental. Incluso la percepción de la autoestima por parte de estos
adolescentes es opuesta en función de los entornos más o menos favorables donde
residen. Se observa muy claro entre los adolescentes de origen migrante, que en
un gran porcentaje residen en entornos menos favorables al desarrollo de
actividad física, al ser barrios marginados, de rentas bajas, con falta de
infraestructuras y menores recursos gratuitos. Entre ellos se observa una baja
autoestima, y un peor bienestar emocional en general.
Puedes obtener más información y acceso al estudio completo en:
Rev Esp Salud Pública. 2022, Vol. 96: 11 de febrero