Comunicación de Riesgos y Participación Comunitaria

La primera estrategia de comunicación ante la COVID-19 fue realizada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) en enero de 2020, pero desde entonces hemos aprendido mucho sobre la pandemia. La nueva estrategia, "Estrategia de Comunicación de Riesgos y Participación Comunitaria" no se basa en crear unas iniciativas iguales para todo el mundo, sino en identificar las propuestas de participación ciudadana y apoyarlas.

La COVID-19 es más que una crisis de salud, también es una crisis socioeconómica. Por eso, ante la larga duración de la pandemia, es necesario hacer cambios en la estrategia de comunicación, que en las primeras etapas era unidireccional, hacia un enfoque más participativo. Esta nueva perspectiva, se basa en comprender las percepciones cambiantes de las personas y sus actitudes, considerando las barreras que influyen en su capacidad y motivación para adoptar las medidas propuestas por los gobiernos. 

La nueva estrategia, plantea 4 objetivos

1. Ser liderado por la comunidad 

Aumentar las oportunidades para que las comunidades participen en el diseño de medidas de salud pública y otras respuestas e intervenciones, asegurando que satisfagan sus necesidades. Abogar por sus prioridades y preocupaciones, y asegurarse de que sus voces se escuchen en la toma de decisiones.

2. Estar basado en datos. 

Se han realizado meta-análisis con algunos aspectos a destacar, como que la mayoría de las personas saben identificar la sintomatología típica de la COVID, pero que la percepción del riesgo está bajando, ya que la gente siente que la pandemia es más una amenaza para los demás que para ellos mismos. 

También se ha visto que hay una baja autoeficacia, es decir, que solo el 50% de la gente se ve con poder suficiente para seguir las medidas protectoras, cuando realmente es la pieza clave para prevenir la enfermedad. Esto demuestra, que un alto nivel de exposición a información no se corresponde necesariamente con altos niveles de adherencia a las medidas. 

La evidencia más significativa, viene reflejada en la acción comunitaria, donde se confirma que la gente que está incluida como parte de la solución está más dispuesta a colaborar. Por eso, hay que replantear el esfuerzo, de solo proporcionar información a la comunidad a establecer un mecanismo de retroalimentación donde las comunicaciones sean bidireccionales. 

3. Reforzar las capacidades y las soluciones locales

Se trata de construir relaciones sobre las organizaciones ya existentes, por ejemplo, trabajando con los medios de comunicación para combatir la desinformación. Las comunicaciones adaptadas al contexto y a la cultura local son fundamentales para involucrar a las comunidades. Comunicar de forma transparente, incluso cuando hay incertidumbre, reconociendo lo que se sabe y lo que no se sabe, es necesario para aliviar el estrés y el miedo creciente. 

4. Favorecer las coordinaciones.

Estar coordinados a nivel local, regional y nacional ayudará a articular respuestas centradas en la comunidad. Para esto, habría que identificar instituciones u organizaciones que involucren distintas comunidades. Para esto, las medidas han de ser inclusivas, priorizando a los más vulnerables y grupos de riesgo. 

Mientras tanto, la Fatiga Pandémica, sigue su camino, llevando a la población a sentir que su libertad les está siendo arrebatada. Por eso, trabajar sobre la incertidumbre, la confianza y la desinformación será vital para poder involucrar a la comunidad. La coordinación con los organismos de salud también seguirá siendo fundamental para continuar promoviendo el conjunto de medidas protectoras a pesar de la llegada de vacunas. Se necesitará una estrategia de comunicación fuerte para acompañar su implementación, anticipando rumores e información errónea, pero también ajustándose a los muchos factores aún desconocidos cuando se trata a las prioridades, estrategias y efectos de la vacunación, en diferentes contextos.

En los anexos del documento, se explica la metodología que se ha seguido para su redacción, así como la evidencia global de la adherencia a las medidas protectoras, como la distancia social, el auto aislamiento o el llevar la mascarilla. 

En resumen, los aspectos que debería considerar la nueva estrategia de comunicación son: