En la adversidad, tener claro el sentido de nuestra vida es un recurso inmenso



 Desde el equipo de Salud Pública de Aragón  entrevistamos a Javier García Campayo, Coordinador del Master de Mindfulness, Servico Psiquiatria del Hospital Miguel Servet, para analizar las repercusiones emocionales y sobre la salud mental de la pandemia por covid-19. 


- La pandemia ha traído una situación de crisis económica con repercusiones en los hogares: la falta de trabajo, de recursos, etc, que acabará afectando a los padres y por tanto a sus hijos. Que recomendaciones podemos proponer a las familias para un mejor abordaje desde el bienestar emocional de esta situación, teniendo presente los aprendizajes de la crisis económica del 2008.
Por definición las catástrofes, entre las que se incluyen las pandemias, son fenómenos externos que no son controlables y cambian el orden social, todo ello de una forma brusca e impredecible. La mejor forma de prepararse es asumir que los seres humanos no podemos controlar el mundo, que tenemos que adaptarnos a las circunstancias siempre cambiantes del entorno. Mindfulness ayuda a desarrollar esa visión porque disminuye las expectativas y se aprende a vivir el momento presente y disfrutarlo, aunque las circunstancias no sean exactamente las que queríamos. Otro aspecto clave es tener claro nuestros valores, nuestro sentido de la vida. La psicología considera actualmente que este es un tema clave para el bienestar psicológico: un sentido de vida. Sobre todo, cuando las circunstancias son adversas, tener claro el sentido de nuestra vida es un recurso inmenso.

 - Durante la pandemia han aflorado emociones negativas como la incertidumbre de no saber qué va a pasar, el miedo a un posible contagio, la ansiedad que no somos capaces de controlar, ¿qué podemos hacer para gestionarlas?
Las emociones van ligadas a pensamientos: ¿Qué nos ocurrirá ahora? ¿Me contagiaré? etc. Mindfulness es un redireccionamiento de la atención cuya práctica permite que la mente no divague continuamente. Los estudios dicen que el 50% del tiempo la mente esta en otro sitio diferente a lo que estamos haciendo. Cuando la mente divaga existe el riesgo de que se desplace a pensamientos negativos, generando emociones negativas también. Entrenar la atención permite estar en el momento presente y evitar los pensamientos desagradables ligados al pasado (tristeza) o al futuro (miedo, ansiedad). Si no podemos modificar algo, preocuparse no tiene sentido, produce más sufrimiento. 

- Una de las medidas propuestas para reducir la trasmisión del virus ha sido el distanciamiento físico interpersonal. En su opinión como puede afectar esta medida a la salud emocional de la población, teniendo en cuenta que en nuestra cultura las formas de demostrar afecto y reconocimiento se hacen mediante saludos y otras formas de contacto físico. (Si puede comentar concretando  por edades o etapas).
Efectivamente el contacto físico suele ser más intenso en latinos que en otros grupos culturales. En mi experiencia estas semanas, las personas han podido asumir este tributo en el contexto de un bien mayor como es prevenir la transmisión del virus. Lógicamente, los niños por debajo de 10 años, y cuanto más pequeños aún más, no pueden evitar este contacto y por eso han tenido que estar muy supervisados por sus padres para evitarlo. El mayor impacto de este aspecto de la pandemia ha sido en los funerales: la expresión de la condolencia mediante el contacto físico y la imposibilidad de reunirse los familiares para despedirse del fallecido y consolarse entre ellos, ha disparado el número de duelos patológicos. Esto requerirá apoyo psicológico importante en los próximos meses para los afectados. 

Qué papel tendrán que jugar los servicios de atención primaria y de salud mental para dar una respuesta adecuada a los retos que se plantean para el bienestar emocional. Que orientaciones recomienda a los profesionales sanitarios para facilitar el soporte en salud mental.
Se sabe por pandemias previas, que las personas más afectadas en ellas son los supervivientes de la enfermedad, los familiares de fallecidos y supervivientes de la enfermedad y los profesionales sanitarios. Idealmente, debería ofertarse grupos de apoyo a estos grupos de forma independiente (unos para sanitarios y otros para familiares y supervivientes) e intentar detectarlos precozmente para ofrecerles apoyo. Además, va a haber un rebrote de depresión (por el agotamiento del aislamiento), de ansiedad sobre todo de tipo agorafobia y fobia social y de trastorno de estrés postraumático, principalmente en sanitarios de UCIs, residencias y zonas de alta mortalidad por la enfermedad. 

Usted es experto en mindfulness, como puede la meditación, la relajación ayudar a las    personas que han sufrido durante la pandemia vivencias negativas (perdida de un ser querido, perdida de salud, perdida de trabajo).
Mindfulness no es relajación. La relajación solo tiene efecto sobre la tensión corporal y a corto plazo. Pero mindfulness modifica el funcionamiento de la mente, disminuyendo el diálogo interno en general y las rumiaciones en particular, y es muy eficaz en depresión, ansiedad y estrés a corto y largo plazo. Mindfulness ya he comentado anteriormente aumenta la aceptación, una emoción muy útil cuando no se puede modificar el entorno, para aprender a vivir con los cambios que se han producido con el mínimo malestar. Eso sería útil para las situaciones de pérdida económica o de salud. Si ha habido un duelo, eso requiere tiempo. El proceso de un duelo normal dura 6-12 meses. Si el duelo ha sido patológico, por no poder despedirse o por otras razones, es posible que requiera psicoterapia específica. En general, los terapeutas intentamos disminuir la culpa, una emoción que cronifica el duelo y la depresión, y que suele aparecer en este tipo de situaciones, porque los familiares piensan que podían haber hecho más. 

- Por otra parte, esta crisis también ha traído aspectos positivos, de reconocimiento, de redes de apoyo, solidaridad, cuál cree que es el detonante en el ser humano para que salga todo esto. Qué papel puede tener el refuerzo de los lazos comunitarios para mejorar el bienestar emocional.
Los aspectos de solidaridad siempre aparecen en circunstancias adversas y ayudan a reconciliarse con el mundo, a aumentar la confianza en la especie humana y la sensación de grupo. Otros aspectos positivos es que las catástrofes obligan a parar en seco estas vidas demasiado estresantes y agitadas que llevamos y a poner un poco de tranquilidad. También dan tiempo para poder dedicarlo a lo importante como es estar con la familia o nuestras aficiones. Pero, en general, el aspecto más positivo suele ser que nos permite conectar con nuestros valores, reconsiderar el sentido de nuestra vida y hacer de nuestra existencia algo que tenga más sentido para nosotros. 

 -  Por último, que práctica de mindfulness nos recomendaría para este verano y que nos ayude a fortalecer el bienestar emocional de cara al otoño.
Las prácticas clásicas de mindfulness son “mindfulness en la respiración”, “body scan” o la práctica de los tres minutos”. Quien tenga interés en practicarlas puede encontrarlas de forma gratuita en nuestra web del Master de Mindfulness de la Universidad de Zaragoza.
Javier García Campayo es médico psiquiatra en el Hospital Universitario Miguel Servet y profesor titular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza. Es director del Máster de mindfulness de la Universidad de Zaragoza y ha publicado numerosos artículos científicos y libros divulgativos sobre atención plena y compasión.